Día: Miércoles 8 de Junio
- Hora: 11:00h, salida desde la Asociación (se irá en coches particulares),
- Llegada a las 11:30h al punto de encuentro en Salón-social Quique Llados
- Visita al Santuario con guia
- Visita a una granja
- Vídeo sobre las cuevas en el Salón Quique Llados
- Comida en las piscinas, menú 12€
El motivo de esta visita a Farlete es conocer el pueblo en el que reside nuestro socio Enrique Llados Albiol (Quique)
Quique es socio de Parkinson Aragón desde el año 2010 y casi desde el principio ha colaborado con la Asociación, aceptando, a pesar suyo, el cargo de Tesorero de la Junta Directiva que había quedado vacante en el 2012 en plena crisis y que no había manera de cubrir.
Este cargo lo ha estado ejerciendo hasta este mismo año 2022 que ha pasado el testigo al vocal Pablo Lajusticia y Quique sin dejar de ser miembro de la Junta sigue como vocal
Farlete se ubica a unos 36 kilómetros de Zaragoza, en la zona sur de la comarca de los Monegros, con una realidad caracterizada por la dureza climatológica y la escasez de agua, lo que da como resultado un paraje formado por grandes extensiones de secano segmentadas por los caminos que las recorren, teniendo como telón de fondo la sierra de Alcubierre.
En la actualidad tiene una población de 420 habitantes y una extensión de 104,12 km2.
Viven en Farlete dos hermanos, Ramón (en realidad Raymond) y Enrique, que llegaron a tierras monegrinas en 1973 y 1980 respectivamente. Trabajaron para la unidad del pueblo, ayudando en los lugares donde hicieran falta, sacando piedra, en granjas de cerdos y ovejas, también como aguadores, compaginando el trabajo manual con su labor espiritual. Además, de realizar distintos trabajos artesanales como pintura, carpintería, repoblación forestal e incluso zapatería.
Lo que más les satisface a ellos de su trabajo en la localidad es el contacto con la gente y la confianza que ello conlleva: Enrique recuerda de buen agrado las clases de guitarra, los festivales y salir a la calle. Crearon el taller “guitarra amiga”, para poder aprender a tocar la guitarra y crear un grupo de convivencia. Otro foco de vivencia comunitaria fue la coral y el grupo de jota que llegó a tener 45 miembros. Su labor también estuvo vinculada a ayudar a los estudiantes que iban más rezagados con el francés, ya que es la lengua materna de la orden.